Uno de los aviones de carga más grandes del mundo se ha utilizado este último tiempo en varias ocasiones para transportar rápidamente el equipo necesario para acelerar las reparaciones de la nueva fundición de PT Freeport Indonesia en Gresik, Java Oriental, tras un incendio ocurrido en octubre.
El Antonov AN-124 se empleó en tres vuelos para transportar componentes internos de precipitadores húmedos — grandes haces de tubos — y compensadores de dilatación metálicos fabricadas en Alemania. La empresa también usó aviones de carga 747 en cinco ocasiones para transportar herramientas y piezas de reparación para la planta de limpieza de gases comunes de la fundición.
Esto redujo el tiempo de transporte a unas 35 horas, en lugar de los 40 a 60 días que habría llevado enviar los componentes en barco. El equipo se transportó en avión a Surabaya y se llevó en camiones a unas tres horas de distancia de la fundición.
“Estamos haciendo todo lo posible para garantizar que este proceso de recuperación se desarrolle con eficacia y eficiencia, de modo que la fundición pueda reanudar la producción lo antes posible”, declaró Tony Wenas, presidente director de PTFI.
Los haces de tubos se fabrican cerca de Fráncfort, Alemania, y era necesario tenerlos en poco tiempo para mantener dentro del plazo las reparaciones en Indonesia. Dada la urgencia, volar desde Alemania a Surabaya en lugar de embarcarlos y arriesgarse a retrasos de semanas tenía sentido desde el punto de vista logístico, según Wenas.
Se eligió el Antonov porque era el único avión de carga disponible lo bastante espacioso como para llevar los haces, que son demasiado grandes para caber en transportes aéreos más convencionales, como los 747 que se usaron para materiales más pequeños.
Había que enviar una docena de haces de tubos enormes desde Alemania hasta Indonesia. Según Bruce Nickle, director de Logística y Transporte de la Cadena de Suministro Global, incluso el Antonov solo podía transportar cuatro por vez, por lo que se requirieron tres vuelos distintos. Hubo dos entregas en febrero, y el último envío se hizo el 2 de marzo.
Además del Antonov, PTFI utilizó aviones de carga 747 convencionales para cinco envíos de productos más pequeños. Poco después del incendio de las instalaciones de separación de gases limpios en octubre, se determinó que se necesitarían herramientas y equipos adicionales para evaluar los daños y comenzar las reparaciones iniciales. Gran parte de ese equipo estaba disperso por Estados Unidos, por lo que se lo envió a Houston, donde se lo empaquetó para su entrega, se lo cargó en un 747 y se lo llevó en avión a Surabaya a fines del año pasado.
Desde entonces ha habido cuatro vuelos: tres desde Turquía para entregar piezas de acero y uno desde Bélgica que transportaba aislantes. En marzo está previsto otro vuelo 747 con componentes para el regulador de tiro de la fundición.
El material y los equipos que no se necesitan de manera inmediata, que son demasiado peligrosos o demasiado grandes incluso para el Antonov se cargan en buques para su transporte marítimo, que cuesta mucho menos que el transporte aéreo, explicó Nickle.
“Contamos con una red mundial de profesionales del transporte que se coordinan directamente entre sí, con las obras y con los equipos de proyecto para hacer llegar el material dónde y cuándo sea necesario”, afirma Nickle. “Siempre buscamos satisfacer las necesidades de la empresa al mejor precio”.