Una pasión compartida y un poco de generosidad se conjugaron a la perfección cuando tres empleados de Freeport hicieron una donación de nuevos uniformes de entrenamiento a un equipo de jiu-jitsu de Calama, cerca de la operación de El Abra, en Chile.
Granger Moffett, coordinador técnico de Hydromet-Safford, y Aaron Draper, gerente general de Operaciones-El Abra, habían practicado jiu-jitsu juntos durante años. Sin embargo, cuando Draper, cinturón marrón, aceptó un trabajo en Sudamérica, surgió la preocupación de que no pudiera continuar, por lo que le hizo mucha ilusión compartir que había encontrado una nueva academia. Pero cuando Moffett, veterano de casi 20 años de jiu-jitsu y propietario de la academia, vio el mal estado de los uniformes del equipo de Sudamérica, supo que debía ayudarles.
"Se trata de la comunidad", comentó Moffett. "El jiu-jitsu consiste en mejorar la vida de las personas que practican este deporte. Como cinturón negro y como propietario de una academia, tuve la responsabilidad y la oportunidad de hacer que eso sucediera".
Sin embargo, no era precisamente un detalle que pudiera realizar solo.
En Calama, el equipo adecuado puede ser difícil de conseguir, especialmente con los largos plazos de entrega. Para Moffett, que ya había establecido contactos con proveedores de jiu-jitsu, era más una cuestión de logística, de asegurarse de que los uniformes que consiguieran llegaran a manos de Draper.
Para ello, la pareja recurrió a la ayuda de otro empleado de Freeport y practicante de jiu-jitsu, el cinturón azul Jeremy Pompeo, gerente de Mantenimiento-Safford. Cuando Draper llegó a la reciente feria MINExpo, Pompeo estaba allí para entregarle una bolsa de lona llena de uniformes, mientras Draper se aseguraba de que lo que había pasado en Las Vegas no se quedara allí.
En octubre, Draper regresó a Sudamérica y entregó los uniformes a los demás estudiantes. El equipo se sintió abrumado por la generosidad de alguien a quien nunca habían conocido, dijo. Juntos, Moffett, Draper y Pompeo pudieron equipar aproximadamente a un tercio del equipo de Calama con ese único viaje. Ahora, el grupo ya está planeando cómo entregar más uniformes hasta que todo el equipo quede debidamente equipado.
"Tenemos gente de muy buen corazón trabajando en Freeport”, afirmó Draper. Están haciendo mucho no sólo por sus comunidades locales, sino en todo el mundo".